25 de Noviembre de 2019

Visita de Padres y Madres a la Academia de Caballería

El lunes 25 de noviembre de 2019, padres y madres de los institutos Ramón y Cajal y Delicias, visitamos la Academia de Caballería de Valladolid. Ante su puerta, el monumento a los Héroes del Regimiento de Cazadores de Alcántara, del escultor Mariano Benlliure.

Nos recibe el subteniente Sánchez Redondo, quien será nuestro guía y nos explicará detenidamente la historia y construcción del edificio, así como las salas y su contenido. Antes de subir, nos describe el retrato del Apóstol Santiago, patrón de la Caballería española, pintado al óleo por Josep Cusachs. En el Salón de Actos, el lugar más señorial de la Academia, destaca el gran cuadro sobre la Batalla de Treviño, de Víctor Morelli, y el retrato ecuestre de Alfonso XIII, pintado por Román Navarro, junto con los emblemas de las cuatro órdenes militares de Caballería, dibujados en las esquinas del techo.

Según vamos avanzando por las distintas estancias, el Subteniente nos detalla las curiosidades de los elementos que se hospedan allí: fusiles y subfusiles, ametralladoras, estandartes, máscaras antiguas, cascos no solo españoles sino de otros países, aparatos topográficos, minas, etc. Y  nos enseña la diferencia entre pistola y revólver, o entre sable y espada. También hay alabardas, estandartes, colecciones de soldados de plomo con los trajes de los regimientos de caballería en cada época, un estatuilla ecuestre de la reina Victoria Eugenia, retratos…

Nos llama la atención una máquina Enigma, empleada para el cifrado de mensajes durante la Guerra, y las lámparas de una de las salas, compuestas por sables originales.

Destaca también la Biblioteca, cuyo ejemplar más antiguo, De re militari, data de 1565, o el Museo, con una colección de herraduras, sillas de montar o uniformes auténticos.

La visita ha resultado fascinante ante un mundo tan desconocido para algunos de nosotros. Damos las gracias a nuestro guía y a los miembros de la Academia en general, por hacer posible que los ciudadanos de a pie tengamos acceso al mundo castrense.

Por Araceli de la Torre Yubero